Se acerca el ocho de marzo y volveremos a escuchar hablar de la mujer trabajadora, de todo lo conseguido, de lo mucho que queda por hacer…
Lo cierto es que desde hace 18 años soy madre y puedo hablar en primera persona sobre cómo es esto de trabajar fuera de casa y ser mamá. Y advierto, soy muy pesimista. Es totalmente incompatible y da igual las medidas que se vayan implementando, no importa, porque lo que tiene que cambiar, que es la mentalidad de las personas, eso no cambia, da igual la edad que tengan, el machismo y la indiferencia hacia la maternidad y la paternidad…sigue existiendo.
Nunca quise (aunque muchos veranos lo tuve que hacer) y muchas veces no pude, contratar a una persona para cuidar de mis hijos pero no sabéis la de veces que me han “aconsejado” hacerlo, gente que tenía cuidadoras para sus hijos, gente sin hijos, gente en general que se meten en tu casa sin conocer lo que hay dentro, sin conocer a tus hijos, sin conocer tus circunstancias.
Cuando te conviertes en madre por primera vez, no sabes de qué va eso y casi siempre piensas que todo va a ser más fácil de lo que es. La realidad es que tú vida cambia del todo y te sientes mal cuando trabajas y mal cuando no lo haces, mal cuando no puedes estar con tus hijos en momentos importantes, mal cuando no los puedes acompañar al pediatra…siempre mal.
Yo no creo en la conciliación porque es una palabra vacía, no hay manera de conciliar. En la empresa donde trabajo, leer las medidas que se han ido aprobando…hace hasta ilusión pero luego, vete tú a ponerlas en práctica. ¿Sabéis lo que es que te miren mal? Pues eso.
Estoy harta de que no se respete a los hijos, harta. Se respeta la enfermedad de los padres, de los hermanos (faltaría más) pero las necesidades de los niños, no. Y a eso no hay derecho. Los niños necesitan atención, cariño, ser importantes para sus padres, no un trámite, no un estorbo.
Soy madre desde hace 18 años y tengo tres hijos. Me he ido apañando como he podido, gracias sobre todo a mi querido compañero pero he acabado siendo un reducto en una esquina en mi empresa, eso sí, como madre, pareja, hija, amiga y hermana tengo la mayor de las suertes. Será eso, que la suerte no puede estar en todos los sitios y será que me he trabajado mucho más la vida personal…¿Véis como sí que hay que elegir?