Son días de volver, de reencuentros, de desayunos largos, de sobremesas, de charlas sin tensión…Es volver al pueblo, a casa de papá y mamá, volver a ser hija en lugar de madre, en lugar de trabajadora...
Hace unos días me encontré en la puerta del cole con una mamá que también es del mismo pueblo que yo y hablamos unos minutos sobre lo que significa para nosotras, volver allí. Acabamos la conversación con una pregunta: “¿nos estamos equivocando con esta vida de prisas, rutinas y agobios?”. Las dos pensábamos lo mismo, volver al pueblo significaba para nosotras felicidad, tranquilidad, allí todo está bien, estamos en casa, la de nuestros padres, volvemos a ser hijas, volvemos a la protección, a la seguridad, a las conversaciones en la calle con gente que conocemos desde siempre, a la pregunta “¿y tú de quién eres?” , esa pregunta que de niñas a veces molestaba y que ahora llena de orgullo y satisfacción porque las dos hemos tenido suerte, nuestras familias son buenas familias, agradables, queridas.
Para mi volver, es juntarme con mis hermanos, con mis sobrinos, con mis padres, todos juntos…en esos desayunos que se prolongan a veces casi hasta la hora de comer.
Volver es salir a tomar algo y encontrarte con amigos de toda la vida.
Volver es sentirte querida y ser feliz por unos días.
Volver es resetear, es como estar en otro mundo, un mundo donde está todo bien, donde todo funciona.
Volver es tener mucha suerte.
Disfrutad mucho en Lumbrales! Sois muy afortunadas con esa familia tan bonita que tenéis y con las que habéis formado vosotras desde luego ejemplo a seguir… apetece irse por unos días con lo bonito que lo cuentas Ana! Feliz Semana Santa!